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Desprendimiento de retina

¿Qué es el desprendimiento de retina?

La retina es una lámina sensible a la luz situada en la parte posterior del ojo. Decimos que se produce un desprendimiento de retina cuando esta lámina se separa de la pared ocular, a la que normalmente está adherida.

¿Cuáles son los síntomas de un desprendimiento de retina?

Los síntomas de un desprendimiento de retina dependen del grado de evolución del mismo, pero algunos de ellos pueden ser los siguientes:

  • Cuerpos flotantes negros, manchitas o «moscas volantes» (miodesopsias)
  • Destellos luminosos
  • Visión ondulante o acuosa
  • Una sombra oscura en alguna zona de la visión
  • Visión central borrosa
  • Pérdida rápida de visión
  • Pérdida total de visión en un ojo

Es importante aclarar que al no provocar dolor, y en algunos casos, no generar pérdida de visión al principio, si existen uno o varios de los síntomas arriba descritos, es recomendable acudir a un oftalmólogo para una revisión.

¿En qué consiste el tratamiento para el desprendimiento de retina?

Una vez desprendida la retina, el tratamiento es siempre quirúrgico. Se utilizan diferentes técnicas quirúrgicas, en función del grado y de la fase en que se encuentre el desprendimiento.

Fotocoagulación con láser:

Mediante el láser argón, se causan quemaduras controladas alrededor de la zona desprendida. Estas quemaduras acaban por cicatrizar y sellan la rotura retiniana, evitando que el humor vítreo se infiltre entre ambas capas

Vitrectomía:

Consiste en la extracción del humor vítreo del interior del ojo. Posteriormente, se recoloca la retina en su posición y se aplica láser desde el interior del ojo. Al terminar la cirugía se deja el ojo relleno de gas o aceite de silicona hasta conseguir la cicatrización completa.

Cirugía esclelar:

Se coloca una banda de silicona sólida alrededor de la capa más externa de la pared del ojo (la esclera) para mantener una presión externa sobre el globo ocular, que facilite el cierre de la rotura.

DMAE o Degeneración macular asociada a la edad

¿Qué es la degeneración macular asociada a la edad?

La Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE), es una enfermedad degenerativa de la mácula, que es la zona central de la retina. La mácula es responsable de la agudeza visual, función necesaria para realizar tareas cotidianas como leer o conducir.

En la actualidad la DMAE es la primera causa de ceguera legal en España, afectando principalmente a personas mayores de 55 años.

Esta patología provoca un deterioro progresivo del epitelio pigmentario retiniano (capa que recubre y nutre la retina) y de las células de la mácula (zona de la retina con una mayor concentración de conos, que son los fotoreceptores responsables de la agudeza visual y la discriminación de colores). El paciente con DMAE, como consecuencia de este deterioro, sufre una pérdida gradual de la visión central y de detalle.

¿Qué tipos de DMAE existen?

Es el tipo de Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE) más frecuente (en torno a un 85% de los casos). Se caracteriza por tener una evolución lenta y progresiva. Está provocada por la acumulación de desechos (depósitos amarillentos llamados también drusas), lo cual provoca una atrofia en la zona macular.

Es una degeneración macular más benigna por su evolución más lenta, convirtiéndola en la variante de DMAE menos invalidante.

Es un tipo de DMAE menos frecuente. Es mucho más agresiva y más rápida en su evolución. Sin tratamiento puede producir una pérdida total de la visión central.

En esta forma de DMAE crece una membrana vascular bajo la retina, debido a la aparición de nuevos vasos sanguíneos anómalos y muy frágiles, que sangran y pierden líquido, comprometiendo la visión de forma severa.

Diagnóstico de la DMAE

La Degeneración Macular Asociada a la Edad (DMAE) es una enfermedad multifactorial cuyo principal factor de riesgo es la edad.

También existen otros factores de riesgo como la genética o los factores ambientales. Dentro de estos últimos, podemos destacar aquellos que están relacionados con el estrés oxidativo como el tabaquismo, la hipertensión arterial, la arterioesclerosis, la exposición a radiaciones ultravioletas o las dietas carenciales y deficitarias.

Desde el punto de vista de la prevención de la degeneración macular podemos introducir cambios en los hábitos de vida y en los factores de riesgo controlables.

Tratamiento de la DMAE

Para hablar del tratamiento de la Degeneración Macular Asociada a la Edad debemos diferenciar entre las dos formas de DMAE:

Actualmente no existe ningún tratamiento que nos permita renovar las células que se han destruido. Sin embargo, sí es importante insistir en el control de los factores de riesgo y asegurar la ingesta de vitaminas y antioxidantes que ayudan a proteger la retina, y prevenir hasta en un 25% la evolución de esta enfermedad.

Se recomienda realizar una dieta rica en vitaminas, antioxidantes E y C, también en luteína y zeaxantina que podemos encontrar en la mayoría de las frutas, verduras y legumbres. Además en nuestra dieta hay que incluir alimentos ricos en ácidos grasos omega 3 que están presentes en el pescado azul o en los frutos secos. Existen asimismo complementos vitamínicos desarrollados expresamente con el objetivo de disminuir la velocidad de progresión de la enfermedad, especialmente indicados en personas que por alguna razón no puedan seguir este tipo de dieta.

La DMAE húmeda puede tratarse eficazmente con terapia antiangiogenica, con la que se consigue frenar la exudación que aparece en la mácula, ralentizando la pérdida visual hasta en un 80% de los pacientes. En algunos casos incluso se puede lograr una mejoría en la agudeza visual.

Este tratamiento se realiza con unos fármacos que bloquean el factor de crecimiento endotelial vascular. Estos son administrados mediante inyecciones intravitreas de forma periódica para conseguir un resultado estable.

Cuanto más precozmente se inicie el tratamiento, mejor será el pronóstico visual.

Retinopatía diabética

¿Qué es la Retinopatía diabética?

La retinopatía diabética es una enfermedad vascular que se origina por los daños producidos en los vasos retinianos a causa de la descompensación metabólica de la diabetes. Los daños provocan una pérdida de visión que puede llegar a ser muy considerable e irreversible.

Actualmente las complicaciones asociadas a la retinopatía diabética (formas proliferativas y edema macular) son la segunda causa de ceguera legal en España, y la primera en el grupo de población en edad laboral.

¿Qué síntomas tiene la retinopatía diabética?

Con frecuencia, el paciente no es consciente de la enfermedad hasta que el daño es severo. Los síntomas de retinopatía diabética pueden ser:

¿Se puede prevenir la retinopatía diabética?

La retinopatía diabética tiene su origen en los niveles elevados de glucemia de manera sostenida, que provocan que las paredes de los vasos retinianos se alteren y se vuelvan más permeables, dejando pasar fluido al espacio extracelular.

Por este motivo, la población diabética debe realizar un control estricto de su glucemia, de la presión arterial y de los lípidos plasmáticos.

Existen otros factores que influyen negativamente en la retinopatía diabética como la obesidad, el tabaquismo o el sedentarismo.

¿Se puede tratar la retinopatía diabética?

La retinopatía puede afectar a la mácula (zona central de la retina) o a su periferia. Según la zona afectada y el grado de desarrollo de la enfermedad, existen diferentes opciones de tratamiento, siendo las más comunes las siguientes:

Otras complicaciones visuales asociadas a la diabetes, como el glaucoma o las cataratas, requieren tratamientos específicos.

Oclusión venosa de retina

La oclusión vascular de retina es la obstrucción parcial o total de las venas de la retina. Pueden ser de dos tipos:

  • Oclusión venosa central, en este caso la vena central de la retina se obstruye
  • Oclusión de rama venosa, es una obstrucción provocada por un trombo que se produce en las zonas en las que las arterias y las venas se cruzan
  • En la oclusión venosa central, el paciente sufre una pérdida o disminución de la visión que puede llegar a ser muy severa
  • En el caso de una oclusión de rama venosa de la retina, con frecuencia no se afecta la totalidad de la visión. Afecta a zonas concretas. Por ejemplo, las personas que tienen una afectación en el área macular (zona central de la retina) pierden la visión central.

Dependiendo del caso y la evolución, se utilizará una técnica u otra de tratamiento. Las más comunes son:

  • fotocoagulación con láser
  • inyecciones intravítreas
  • cirugía (vitrectomía)

Distrofias hereditarias de la retina

Las distrofias hereditarias retinianas son un conjunto de enfermedades de origen genético que afectan a la retina y/o coroides. Están caracterizadas por la pérdida progresiva de la función visual o la muerte de células fotorreceptoras (sensibles a la luz) de la retina, que se traduce en la pérdida de visión o ceguera.

Son enfermedades minoritarias, con una prevalencia baja (alrededor del 3% de la población general) pero son severas y afectan significativamente la calidad de vida. Además, la deficiencia visual grave conlleva otros problemas derivados como son la reducción de la movilidad con la consiguiente dependencia, y una fuerte carga psicológica.

  • Distrofias maculares. Se originan en la zona central de la retina, denominada mácula. Ésta es la responsable de la agudeza visual. Las distrofias de este tipo tienen una afectación en cuanto a la cantidad de visión en edades más tempranas que las de origen periférico retiniano. Las más frecuentes son la enfermedad de Stargardt y la enfermedad de Best.
  • Distrofias periféricas. Provocan una reducción progresiva del campo visual periférico hasta afectar en último término a la porción central de la visión. Las más frecuentes son la retinosis pigmentaria y la coroideremia.

Los síntomas varían mucho según el tipo de distrofia de retina y cada paciente. Los síntomas más comunes son:

  • Pérdida de agudeza visual: dificultad para apreciar detalles y realizar tareas de precisión.
  • Reducción del campo de visión (visión “en túnel”)
    Aparición de “puntos ciegos” (escotomas).
  • Ceguera nocturna y mala adaptación a situaciones de poca luminosidad.
  • Fotofobia y deslumbramientos: especialmente molestias ante la luz y visión de “flashes” o reflejos en condiciones de alta luminosidad. El paso de un ambiente claro a un entorno oscuro también genera problemas.
  • Percepción deformada de objetos, presencia de ondulaciones en líneas rectas (metamorfopsia)
  • Alteración en la percepción de los colores (discromatopsia), sobre todo se produce cuando la enfermedad está en fases avanzadas.

Desgraciadamente, las distrofias de la retina actualmente no tienen cura, ya que no se ha encontrado a día de hoy la manera de regenerar las células retinianas afectadas.

Las investigaciones para el tratamiento futuro de estas patologías están orientadas al diseño y aplicación de nuevas terapias génicas y celulares que permitan devolver visión o frenar su pérdida.

Complicaciones retinianas de la alta miopía

Cuando hablamos de alta miopía o miopía patológica nos referimos, a diferencia de la miopía simple, a pacientes con más de 6 dioptrías, lo cual es debido a un excesivo crecimiento del globo ocular.

Este alargamiento del ojo produce un estiramiento y adelgazamiento de todas sus estructuras, especialmente la retina y la coroides y, si bien suele comenzar en la niñez, progresará en la vida adulta.

Mientras que la miopía simple afecta en España a entre un 20 y 30 % de la población, la miopía patológica tiene una mucho menor prevalecía (2-3%) pero es una de las principales causa de ceguera en nuestro país debido a que puede provocar graves complicaciones oculares como la hemorragia y neovascularización coroidea, desgarros y desprendimientos de retina o agujero macular, entre otras.

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José Albisu

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