Otros tratamientos

Otras patologías

Aniridia congénita

La aniridia congénita es una enfermedad cuyo nombre viene del griego y significa “sin iris”.

En la aniridia congénita puede existir hipoplasia (falta de desarrollo del iris total o parcial) y suele estar acompañada de otras anomalías oculares. Afecta a una de cada 60.000-100.000 personas en el mundo (en España hay un caso por cada 80.000 -100.000 individuos). Como su propio nombre indica, es una patología congénita, por lo que basta recibir el alelo anormal de uno de los progenitores para padecer la enfermedad, que a lo largo de la vida lleva a la incapacitación visual.

Se ha determinado que la hipoplasia del iris (falta de desarrollo parcial o total) está relacionada con el daño capsular, la opacidad corneal, la catarata, el glaucoma, la hipoplasia macular y del nervio óptico, el desprendimiento de retina, el estrabismo, los nistagmos y la ptosis congénita.

Los principales síntomas que se manifiestan son:

  • Fotofobia,
  • Defecto refractivo
  • Ambliopía
  • Baja visión.

La aniridia grave conlleva frecuentemente ceguera, catarata y glaucoma congénito, e incluso puede asociarse de manera aislada con el tumor de Wilms, aunque es más habitual que se asocie a otras anomalías dando lugar a diversos síndromes, como el síndrome de WAGR (Wilms, Aniridia, retraso mental y malformaciones genitourinarias).

Es importante hacer un diagnóstico diferencial con el coloboma, que se trata de un defecto congénito, en el que se observa un orificio, fisura o hendidura en el iris, pero, al contrario que la aniridia, no presenta pérdida de agudeza visual y no está asociado con el glaucoma ni con la catarata congénita.

El mundo científico ha tratado de resolver o aliviar los problemas de la aniridia, pero al tratarse de una enfermedad rara y muy poco frecuente, requiere de unos esfuerzos especiales para poder combatirla.

Dependiendo de la agudeza visual y de las alteraciones del paciente, se puede hacer una estimulación visual precoz para desarrollar la vista de los anirídicos.

Además, se deben usar gafas de sol que protejan al ojo de la entrada excesiva de luz, así como lentes de baja visión como lupas, telescopios o tele-lupas para mejorar la agudeza visual.

Existen lentillas cosméticas con iris artificial pigmentado que alivian la fotofobia y disminuyen el nistagmo (movimiento involuntario e incontrolable de los ojos).

Blanco de los ojos y sus principales alteraciones

El blanco de los ojos o esclera (o esclerótica), es una membrana que cubre casi por completo el ojo, dándole forma y protegiendo sus elementos internos. Esta membrana está compuesta por un tejido fibroso de color blanquecino que junto con la córnea forma la parte externa del ojo.

La esclera o blanco del ojo, se puede dividir en tres capas:

  • La epiesclera (capa más superficial)
  • El estroma escleral
  • La lámina fusa.

La esclera o parte blanca del ojo, se puede asemejar a una cebolla, ya que está dividida en capas, siendo más oscuras las del interior. Al igual que la cebolla, la capa superficial es blanca, pero si alguna capa es más fina, se puede llegar a transparentar la capa interior cambiando el color de la esclera a uno más oscuro.

Según el color o cambio de color del blanco del ojo, podemos identificar diferentes patologías oculares.

Para poder identificar una enfermedad o patología ocular en función de la coloración de la esclera o parte blanca del ojo debemos diferenciar entre: problemas localizados o problemas generales.

A continuación podéis ver algunos ejemplos de las diferentes coloraciones que puede tomar la esclera y su patología asociada:

Coloración de la esclera AZUL:

Coloración de la esclera AMARILLA o BLANCO localizado:

Coloración de la esclera ROJA:

Coloración de la esclera SALMON:

Coloración de la esclera NEGRA:

Capsulotomía con láser YAG

El cristalino o lente natural del ojo está formado por un núcleo y la cápsula que lo envuelve. Durante una operación de catarata abrimos una ventana en la parte anterior de la cápsula para fragmentar y aspirar el núcleo, dejando la cápsula en forma de saco para implantar la lente intraocular artificial que reemplaza el cristalino.

Pasado el tiempo, meses o incluso años después de la operación de catarata, es posible que algunas células residuales se depositen en la parte posterior del saco capsular llegando a opacificar la cápsula posterior, provocando disminución de la agudeza visual.

El tratamiento de capsulotomía con láser YAG se realiza de forma ambulatoria en la consulta y con anestesia tópica (gotas).

El paciente debe tener la pupila dilatada. El oftalmólogo utiliza una lente de contacto para evitar el parpadeo y enfocar correctamente. Mediante un láser YAG adaptado a una lámpara de hendidura o microscopio, realizamos una pequeña abertura en la cápsula posterior opacificada para limpiar la membrana opacificada y dejar libre el eje visual. La parte que queda de cápsula posterior es suficiente para mantener la lente intraocular en su posición.

Se trata de un método muy seguro y, normalmente, con resultados inmediatos.

Conjuntivitis

La conjuntivitis es una inflamación de la conjuntiva generalmente causada por un virus, una bacteria o una alergia.

Diagnóstico de la conjuntivitis

Los síntomas generales de una conjuntivitis son:

  • Hiperemia: se trata de una dilatación de los vasos sanguíneos locales.
  • Edema: engrosamiento de la conjuntiva.
  • Secreción:
    • Acuosa: lagrimeo, secreción blanquecina.
    • Mucosa: hilos blanquecinos.
    • Purulenta: secreción amarillo-verdosa y abundante.
    • Mucopurulenta: secreción amarillenta, ojos pegajosos.
    • Papilas: estructuras de aspecto prominente en torno a un eje vascular.
    • Folículos: estructuras redondeadas, traslúcidas rodeadas de un entramado vascular.
  • Membranas y pseudomembranas formadas por la fibrina en las secreciones.
  • Hemorragias subconjuntivales: son pequeñas hemorragias que se forman bajo el epitelio subconjuntival.

Conjuntivitis bacterianas

Diagnóstico de una conjuntivitis bacteriana

Los síntomas más característicos de la conjuntivitis bacteriana son una secreción purulenta o mucupurulenta, sensación de ojos pegajosos y presencia de papilas pequeñas.

Dentro de las conjuntivitis bacterianas podemos encontrar:

Aparecen de manera brusca, empiezan en un ojo y pasan enseguida al otro, con secreción amarillenta e inflamación conjuntival. En cuadros de este tipo se suelen hacer estudios de laboratorio para valorar el germen. Es importante lavar bien los ojos y el oftalmólogo planteará el tratamiento de antibióticos correspondiente.

Generalmente son bilaterales y epidémicas, y no suelen superar los doce o quince días de duración, presentando una gran mejora en cuanto comienza un tratamiento antibiótico.

Son aquéllas conjuntivitis bacterianas con más de cuatro semanas de evolución, con síntomas molestos y pocos signos, siendo más intensa por la mañana. Suele estar asociada a ojo seco, blefaritis, dacriocistitis (infección del conducto lagrimal) o al abuso de tratamientos tópicos.

Tratamiento de una conjuntivitis bacteriana

Es importante lavar bien los ojos, además su oftalmólogo le planteará un tratamiento de antibióticos para su caso en particular.

 

Conjuntivitis vírica

Diagnóstico de una conjuntivitis vírica

Suelen presentar folículos y su duración es de aproximadamente tres o cuatro semanas. Su secreción es mucosa y puede ir acompañada de otros síntomas como fiebre. A su vez puede ser:

Muy contagiosa las 2 primeras semanas y epidémica. Existen 37 serotipos diferentes, puede ocurrir como conjuntivitis con poca sintomatología a cuadros que son fiebre faringoconjuntival y queratoconjuntivitis epidémica. Hoy en día disponemos de un test de diagnóstico en consulta.

(serotipos 8 y 19): Presenta una incubación de unos 4 a 10 días. Suele empezar unilateralmente y 2 o 5 días más tarde afecta al otro ojo. Los síntomas son una conjuntivitis folicular, serosa, lagrimeo, edema en los parpados e inflamación conjuntival. Pueden existir infiltrados subepiteliales, que aparecen hacia el día 15 y pueden durar meses. En el 90% de los casos presenta adenopatía preauricular algo dolorosa a la palpación y en algún caso pueden producirse pseudomembranas. Pueden producir fiebre faringoconjuntival.

(serotipos 3, 5 y 7): Afecta a personas más jóvenes, y aparece junto con fiebre y faringitis, aunque la afectación corneal es menos frecuente y no aparecen pseudomembranas. El tratamiento es el mismo que la queratoconjuntivitis.

Tratamiento de una conjuntivitis vírica

En las conjuntivitis víricas es importante no tapar los ojos, además se debe lavar con suero fisiológico cada 12 horas.

Como medidas higiénicas debemos evitar tocarnos los ojos, no compartir toallas y lavarnos las manos frecuentemente para evitar el contagio.

Las lágrimas artificiales pueden ayudarnos a liberar los síntomas.

El tratamiento será pautado por el oftalmólogo dependiendo del tipo y el grado de la afección.

Conjuntivitis Alérgicas

La conjuntivitis es una inflamación de la conjuntiva generalmente causada por un virus, una bacteria o una alergia.

Diagnóstico de una conjuntivitis alérgica

Los signos y síntomas más característicos de las conjuntivitis alérgicas son picor leve ocular y periocular, lagrimeo, secreción acuosa, hiperemia (aspecto rosado de las conjuntivas), inflamación de los párpados y papilas y, a nivel general, estornudos y secreción nasal.

La evolución de los síntomas persiste mientras dure la estación de la alergia, unas veces con exacerbaciones o remisiones, variando según el clima y las actividades de los pacientes y empeorando con la exposición al polen o polvo específico.

Medidas de protección contra los pólenes

Daltonismo

El daltonismo es un defecto genético hereditario que ocasiona dificultad para distinguir los colores.

Cuando miramos un objeto, el color que percibimos en ese momento puede variar dependiendo de la intensidad y el tipo de luz. Al anochecer los colores parecen diferentes de cuando los vemos a la luz del sol y también son distintos dependiendo de que utilicemos luz natural o artificial.

Las células sensoriales (fotorreceptores) de la retina que reaccionan en respuesta a la luz son de dos tipos: conos y bastones:

Los bastones se activan en la oscuridad y sólo permiten distinguir el negro, el blanco y los distintos grises. Nos permiten percibir el contraste.

Los conos, en cambio, funcionan de día y en ambientes iluminados y hacen posible la visión de los colores. Existen tres tipos de conos; uno especialmente sensible a la luz roja, otro a la luz verde y un tercero a la luz azul. Tanto los conos como los bastones se conectan con los centros cerebrales de la visión por medio del nervio óptico.

Los daltónicos no distinguen bien los colores debido al fallo de los genes encargados de producir los pigmentos de los conos. Así, dependiendo del pigmento defectuoso, la persona confundirá unos colores u otros. Por ejemplo si el pigmento defectuoso es el del rojo, el individuo no distinguirá el rojo ni sus combinaciones.

El grado de afectación es muy variable y oscila entre la falta de capacidad para discernir cualquier color (acromatopsia) y un ligero grado de dificultad para distinguir algunos matices de rojo, verde y ocasionalmente azul.

Aunque existen muchos tipos de daltonismo, el 99% de los casos corresponden a protanopia y deuteranopia o sus equivalentes (protanomalia y deuteranomalia).

  • Acromático: El daltonismo acromático es aquel en el que el individuo ve en blanco y negro (escala de gris). El individuo no percibe ningún color ya sea porque no tiene ninguno de los tres tipos de conos o por razones neurológicas. Se presenta únicamente un caso por cada 100.000 personas.
  • Monocromático: Se presenta cuando únicamente existe uno de los tres pigmentos de los conos y la visión de la luz y el color queda reducida a una dimensión.
  • Dicromático: El dicromatismo es un defecto moderadamente grave en el cual falta o padece una disfunción de uno de los tres mecanismos básicos del color. Es hereditaria y puede ser de tres tipos diferentes: Protanopia, deuteranopia y tritanopia.
    • Protanopia. La protanopia consiste en la ausencia total de los fotorreceptores retinianos del rojo.
    • Deuteranopia. La ceguera al color verde o deuteranopia se debe a la ausencia de los fotorreceptores retinianos del color verde.
    • Tritanopia. La tritanopia es una condición muy poco frecuente en la que están ausentes los fotorreceptores de la retina para el color azul.
  • Tricromático anómalo: El afectado posee los tres tipos de conos, pero con defectos funcionales, por lo que confunde un color con otro. Es el grupo más abundante y común de daltónicos, tienen tres tipos de conos, pero perciben los tonos de los colores alterados. Suelen tener defectos similares a los daltónicos dicromáticos, pero menos notables. Las afecciones que se incluyen dentro de este grupo son la protanomalia (1 % de los varones, 0.01 % de las mujeres), deuteranomalia, la más usual (6 % de los varones, 0.4 % de las mujeres) y tritanomalía muy poco frecuente (0.01 % de los varones y 0.01 % de las mujeres).

Los daltónicos tienen más limitadas ciertas profesiones que necesitan una buena percepción del color.

Tipos de daltonismo

Aunque existen muchos tipos de daltonismo, el 99% de los casos corresponden a protanopia y deuteranopia o sus equivalentes (protanomalia y deuteranomalia).

El daltonismo acromático es aquel en el que el individuo ve en blanco y negro (escala de gris). El individuo no percibe ningún color ya sea porque no tiene ninguno de los tres tipos de conos o por razones neurológicas. Se presenta únicamente un caso por cada 100.000 personas.

Se presenta cuando únicamente existe uno de los tres pigmentos de los conos y la visión de la luz y el color queda reducida a una dimensión.

El dicromatismo es un defecto moderadamente grave en el cual falta o padece una disfunción de uno de los tres mecanismos básicos del color. Es hereditaria y puede ser de tres tipos diferentes: Protanopia, deuteranopia y tritanopia.

  • Protanopia. La protanopia consiste en la ausencia total de los fotorreceptores retinianos del rojo.
  • Deuteranopia. La ceguera al color verde o deuteranopia se debe a la ausencia de los fotorreceptores retinianos del color verde.
  • Tritanopia. La tritanopia es una condición muy poco frecuente en la que están ausentes los fotorreceptores de la retina para el color azul.

El afectado posee los tres tipos de conos, pero con defectos funcionales, por lo que confunde un color con otro. Es el grupo más abundante y común de daltónicos, tienen tres tipos de conos, pero perciben los tonos de los colores alterados. Suelen tener defectos similares a los daltónicos dicromáticos, pero menos notables. Las afecciones que se incluyen dentro de este grupo son la protanomalia (1 % de los varones, 0.01 % de las mujeres), deuteranomalia, la más usual (6 % de los varones, 0.4 % de las mujeres) y tritanomalía muy poco frecuente (0.01 % de los varones y 0.01 % de las mujeres).

Los daltónicos tienen más limitadas ciertas profesiones que necesitan una buena percepción del color.

Diagnóstico del daltonismo

El daltonismo puede detectarse mediante diferentes test visuales específicos como por ejemplo las Cartas de Ishihara o la test Test de Farnsworth-Munsell.

Es el procedimiento más empleado para el diagnóstico del daltonismo y consiste en una serie de 38 láminas en las que es preciso identificar un número que se encuentra insertado en la misma.

Esta constituido por un conjunto de fichas coloreadas que se diferencian por su tonalidad y están numeradas en el reverso. El paciente debe ordenarlas según la graduación del color.Dentro de las pruebas para el estudio de la visión cromática, el Farnsworth pertenece al grupo de los “Test de colores pigmentarios” (frente a los test de colores espectrales), ya que están constituidos por fichas coloreadas con pigmentos especiales a fin de que presenten una saturación y luminosidad constantes y que difieran solamente por su tonalidad. Recordemos que saturación, luminosidad y tonalidad son las tres características que definen un color.

Los daltónicos tienen más limitadas ciertas profesiones que necesitan una buena percepción del color.

Tratamiento

No hay tratamiento conocido, aunque hay gafas y lentes de contacto especiales que pueden ayudar.

Endoftalmitis

La endoftalmitis es un proceso inflamatorio intraocular grave resultado de la entrada de microorganismos al interior del globo ocular.

El ojo es un compartimento estanco y su interior estéril, no expuesto normalmente a microorganismos externos como bacterias u hongos. Debido a que los tejidos intraoculares son muy delicados, es una de las complicaciones más graves y temidas por los oftalmólogos, pudiendo conducir a una pérdida total de la visión e incluso del globo ocular.

Puede deberse a la entrada de microorganismos por una herida ocular abierta tras traumatismo o cirugía (endoftalmitis exógena) o, más raramente, por vía sanguínea en una septicemia (endoftalmitis endógena).

Los síntomas de endoftalmitis incluyen:

  • Pérdida de visión,
  • Sensibilidad a la luz,
  • Dolor
  • Inflamación ocular y alrededor del ojo.

Si existe pérdida de visión tras una cirugía, especialmente si se acompaña de dolor, debe acudir a un oftalmólogo.

Ocurre de forma típica entre 2 y 5 días tras la cirugía.

El Endophthalmitis Vitrectomy Study recomienda realizar vitrectomía sólo si la agudeza visual es de percepción de luz. Sin embargo, los avances técnicos hacen que en las series más recientes se tienda a un uso más amplio de la vitrectomía.

Siempre se realizará tratamiento con medicación antibiótica intravítrea, pudiendo añadirse también tratamiento antibiótico sistémico, subconjuntival y/o tópico y tratamiento con corticoide sistémico, intravítreo y/o tópico.

Herpes ocular

El herpes es un virus común que afecta a muchas personas, generalmente en la zona labial. La mayoría de la gente es portadora, es decir, que la mayoría tenemos el virus del herpes dormido en nuestro interior. El comportamiento del herpes ocular es muy similar al del herpes labial. El contagio es por contacto (la persona toca una lesión de un herpes y posteriormente se toca el ojo) y el virus se instala en la zona ocular, no necesariamente manifestándose, y dando lugar posteriormente a sucesivos brotes.

Como concepto general, todo paciente que presenta una herida en el ojo sin haberse golpeado debe ser sospechosa de un herpes. El ojo suele ponerse rojo y el paciente nota sensación de cuerpo extraño, lagrimeo, dolor, molestias con la luz o visión borrosa. En el ojo no aparecen las típicas vesículas de la boca pero sí unos defectos típicos en forma de ramas.

Los pacientes con antecedentes de herpes suelen reconocer los síntomas por la similitud entre los brotes pero los pacientes que nunca han presentado un episodio de herpes ocular los desconocen. En general, el herpes suele ser fácil de identificar si tenemos la sospecha y teñimos el ojo con la fluoresceína (Figura 2) pero en determinadas ocasiones la imagen no es tan típica (Figura 3) y tenemos que poner un tratamiento antiherpético aunque finalmente no se trate de un herpes. Esta actitud es preferible antes que solicitar pruebas de análisis de herpes que son muy caras, poco sensibles y sobre todo suelen tardar tanto que el paciente muchas veces se ha curado antes de tener los resultados.

El herpes ocular suele tratarse limpiando la herida con algún bastoncillo y aplicando antiherpéticos específicos, algún antiinflamatorio y antibióticos. Estos últimos no tienen efecto sobre el herpes pero se suelen pautar como prevención de una posible infección ya que el herpes produce una herida en el ojo (úlcera) que puede infectarse antes de cerrarse. Como en la boca, hay que tener en cuenta que los episodios son autolimitados pero el tratamiento se instaura para aliviar los síntomas, que no haya una infección secundaria y que no quede ninguna cicatriz, principal problema del herpes ocular. Cuando un paciente tiene una cicatriz en el ojo y ésta se encuentra en la zona central de la visión, el resultado es la disminución de la visión que sólo puede resolverse con una operación.

IFIS o síndrome de iris flácido intraoperatorio

El Síndrome de Iris Flácido Intraoperatorio o IFIS es un síndrome quirúrgico que puede presentarse durante la cirugía de catarata en pacientes que están o han estado en tratamiento con fármacos bloqueantes alfa-1 adrenérgicos como la Tamsulosina, Alfuzosina, Doxazosina, Prazosina y Terazosina.

Estos fármacos se utilizan para tratar síntomas asociados a la hipertrofia benigna de próstata (crecimiento no cancerígeno en el tamaño de la próstata) y en algunos casos están indicados para el tratamiento de la hipertensión arterial.

De todos ellos, el más estrechamente relacionado con la aparición del Síndrome de Iris Flácido Intraoperatório (IFIS) es el tratamiento con tamsulosina.

NO todos los pacientes que toman tamsulosina desarrollan el síndrome, ni todos lo desarrollan con la misma severidad. Tampoco influye en la aparición del síndrome ni en la severidad con que pueda darse el tiempo de la duración del tratamiento con estos fármacos.

La tamsulosina inhibe de forma selectiva los receptores alfa-1 a de la próstata. Estos receptores también se encuentran presentes en el músculo dilatador de la pupila, por lo que su bloqueo continuo por parte de la tamsulosina, conduce a la atrofia de dicho músculo.

La consecuencia es una mala dilatación pupilar (midriasis) preoperatoria, contracción pupilar (miosis) progresiva intraoperatoria y un iris flácido o blando con tendencia al prolapso (salida parcial) hacia las incisiones realizadas durante la cirugía. Por todo ello el tiempo quirúrgico se prolonga de forma significativa y aumenta la probabilidad de que se produzcan complicaciones durantre la cirugía de catarata tales como las que aparecen en la siguiente tabla.

Complicaciones durante la cirugía derivadas del síndrome de iris flácido
  • traumatismo en el iris
  • rotura de la capsula posterior
  • desinserción zonular (desgarro en las fibras que sostienen el cristalino y su capsula)
  • pérdida de humor vítreo
  • iridodiálisis (rotura o desgarro del iris)
  • pico hipertensivo postquirúrgico
  • hifema (presencia de sangre en cámara anterior)
  • diplopía y fotofobia por lesión en el iris.

Hoy en día el mejor conocimiento del síndrome y la capacidad del cirujano para predecirlo y manejarlo de forma adecuada, hace que el impacto del consumo de estos fármacos sobre el pronóstico de la cirugía de catarata sea mucho menor.

Para preparar la cirugía y evitar posteriores complicaciones es importante tener un buen historial clínico del paciente en el que se refleje si está tomando o ha tomado alguno de estos fármacos.

Desde el punto de vista quirúrgico, el cirujano cuenta con diferentes medios para mejorar las complicaciones que se puedan presentar como:

  • Utilización de viscoelásticos específicos que sirven para estabilizar el iris y así evitar el prolapso (salida parcial del iris).
  • Medidas farmacológicas: preoperatorias como la utilización de atropina que ayuda a mejorar la dilatación e intraoperatorias como adrenalina o fenilefrina camerular que estabilizan el iris.
  • Separadores y dilatadores del iris que mejoran la dilatación pupilar.

El síndrome de iris flácido intraoperatório o IFIS puede darse incluso años después de haber suspendido el tratamiento con estos fármacos ya que el bloqueo continuo de los receptores alfa produce atrofia del musculo dilatador de la pupila, dando lugar a una reducción importante del espesor del iris. Por ello retirar el fármaco unos días antes de la cirugía no está demostrado que resulte eficaz.

Uveítis

La uveítis es la inflamación de la úvea, estructura ocular muy pigmentada y vascularizada, compuesta por tres componentes anatómicos bien diferenciados: el iris, el cuerpo ciliar y la coroides.

Dependiendo de qué componente de la úvea esté afectado, clasificaremos las uveítis en:

  • Uveítis anteriores: cuando la inflamación afecta el iris y/o cuerpo ciliar,
  • Uveítis intermedia: cuando la inflamación se localiza en la pars plana,
  • Uveítis posterior: cuando la inflamación afecta a la coroides,
  • Panuveítis: cuando todo el ojo está inflamado.

Las las de tipo “anterior”, que son el tipo más frecuente, cursan con ojo rojo y dolor ocular profundo. En cambio, las de tipo “posterior” suelen cursan con afectación de la visión pero sin ojo rojo asociado.

La base del tratamiento son los corticoides, que se administran a dosis, vía y frecuencia variables, dependiendo de la intensidad de la inflamación. Generalmente se suele comenzar con una dosis de 1 gota de corticoide cada hora durante el día y pomada de corticoide durante la noche, hasta que se controla la inflamación, y luego se va reduciendo gradualmente la dosis de corticoide tópico hasta su suspensión.

En general, las uveítis anteriores se suelen controlar con corticoides tópicos, pero en ocasiones es preciso asociar una inyección subtenoniana de corticoide e incluso el uso de corticoides orales. Los casos de uveítis severas o corticodependientes pueden requerir fármacos inmunosupresores o fármacos inmunomoduladores sistémicos.

Otro fármaco que se debe emplear en las uveítis anteriores es un fármaco ciclopléjico, con el fin de reducir el índice de sinequias al dilatar la pupila y aliviar el dolor y la fotofobia al paralizar el músculo ciliar.

Si la causa de la uveítis es infecciosa, el tratamiento irá dirigido contra el germen causal.

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